Transcurridos
ya cinco años del asesinato de Rodrigo Cisternas, quien más ha sufrido con la
muerte de este joven trabajador forestal, sin duda alguna, ha sido su madre y
sus hermanos. En un ir y venir golpeando puertas y buscando justicia, esta
mujer de extracción campesina se ha enfrentado con impotencia a un sin número
de situaciones, que lo único que reflejan es la indolencia de las autoridades
(de la Concertación primero y de la derecha fascista ahora) que salvaguardando
los intereses de la empresa Bosques Arauco, prefirió dejar el caso en manos de
la justicia castrense quien terminó por cerrar la investigación (7 de diciembre
2007) a manos del ministro en visita Renato Nuño Luco, quien a su vez cumplía
un doble rol, ya que en la época efectuaba labores de docencia en la Escuela de
Carabineros. El juez castrense no determinó ninguna responsabilidad frente al
asesinato de Rodrigo, ni tampoco del grupo de 11 trabajadores forestales que
resultaron heridos ese fatídico 03/05/2007.
En este
mismo peregrinar la compañera Lina (madre de Rodrigo) conoció también el
entreguismo y traición de dirigentes forestales, que prefirieron el confort de
sus cargos, o la incursión en la politiquería burguesa, en último caso,
acomodándose en cargos para mantener ciertos privilegios, olvidándose por
completo del caso de R. Cisternas.
En el curso
de la investigación el abogado de la familia señaló que se omitieron
antecedentes relevantes como: la incautación de registros que daban cuenta de
las comunicaciones radiales entre los oficiales y quienes recibieron la orden
de disparar a los trabajadores en toma, en la localidad de Horcones, donde se
encuentra la planta de celulosa Arauco. Empresa que por entonces tenía
utilidades de más de 2 mil millones de dólares diarios.
Su muerte
fue producto de ráfagas de disparos efectuados por policías miembros de la
Fuerzas Especiales, luego que Rodrigo volcara varios carros policiales, en
represalia al destrozo de los vehículos de sus compañeros de trabajo que hizo
la policía tras arremeter contra los manifestantes. Rodrigo murió en el acto
con al menos 25 balas de una subametralladora UZI. Al funeral de Rodrigo asistieron
más de 15.000 personas en la localidad de Curanilahue, desde todos los puntos
del país.
Es a esas
personas, amigos y compañeros que apelamos en este momento, no solo para
conmemorar la muerte de Rodrigo, cuyas convocatorias en el último tiempo han
sido exiguas, sino más bien a movilizarse para que el caso de Rodrigo Cisternas
sea reabierto, y exigir la justicia que Rodrigo se merece.
En la
memoria colectiva del pueblo la justicia siempre ha estado a favor de los
poderosos, pero también estamos ciertos que con organización, decisión y
constancia, podemos lograr el objetivo anhelado.
¡¡JUSTICIA
PARA RODRIGO
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